Las posibilidades del arte háptico no sólo han permitido profundizar los conocimientos acerca de la visión y la cognición humanas, sino que también han efectuado importantes aportes a la educación de los no videntes, al darles a muchos de ellos la oportunidad de desarrollar sus capacidades para la percepción y creación artísticas.
Dentro de las modalidades de percepción (visual, auditiva, cinestésica), la táctil (de superficie) y la háptica (de forma) se perciben mediante los dedos y la palma de las manos. La táctil tiene lugar cuando se toca una superficie y la sensación que se recibe al hacerlo. La háptica es aquella percepción que se obtiene al abarcar un objeto con los dedos o con toda la mano, una mano envolvente y móvil. De acuerdo con Rudolf Arnheim, la percepción háptica se logra por la cooperación de dos modalidades sensoriales, la cinestesia y el tacto. La primera brinda información sobre el comportamiento corporal, su organización en el espacio, las relaciones entre las fuerzas psicológicas y físicas, mientras que la segunda comunica la forma y el aspecto de las cosas.
Existen principios generales fundamentales para la comprensión de la escultura y también de los dibujos hápticos. En relación a la composición, hay una tendencia hacia la construcción del conjunto a partir de partes independientes; se prefiere comprobar la forma de los elementos para luego arribar al conjunto. En segundo lugar, las representaciones no son copias de los objetos físicos de la naturaleza, sino equivalentes de las propiedades estructurales de dichos objetos. Además, entre algunos escultores ciegos se ha desarrollado una característica de sumo interés, conocida como "vínculos emotivos", que consiste en utilizar estrías muy pronunciadas para representar las tensiones que van de los ojos a la boca o las que cruzan la frente.
Sven Hesselgren sostiene que la diferencia entre esculturas hechas por ciegos de nacimiento y las realizadas por personas que han perdido la vista pone de manifiesto las diferencias entre la percepción visual y la háptica; la forma visual es más íntegra que la háptica; ésta en cambio se logra parte por parte, aunque esto no impide que los ciegos de nacimiento puedan dar a sus esculturas una fuerte intensidad en la expresión. Asimismo, es necesario señalar que una escultura producida por medio de la percepción háptica está también realizada para una percepción háptica, es decir, en la creación como en la apreciación. Así, la imagen que mis manos reciben de una obra será diferente de la que perciben mis ojos. Hay detalles muy complejos, por ejemplo, que no podemos captar con las manos y por lo tanto tampoco crearlos; en este sentido, el artista ciego se encuentra limitado. Sin embargo, estos límites abren otras posibilidades expresivas, otras pautas estéticas propias y exclusivas de la producción de los artistas ciegos. Al respecto, Rudolf Arnheim puntualiza que "del mismo modo que hemos aprendido a atribuir tanto valor al arte de formas elementales como al virtuosismo de algunos estilos más tardíos, la escultura y el gusto por la escultura de las personas invidentes merece ser apreciado en sus propios términos" y que "los profesores de arte para ciegos deberían convencer a los estudiantes de que las pautas estéticas de la sociedad mayoritaria no son automáticamente vinculantes. En lugar de exhortarlos a compensar su falta de visión más allá de lo realmente útil y práctico, deberían animarlos a enorgullecerse de su aportación única a la cultura a la que pertenecen como minoría digna de respeto".
Fuentes:
-R. Arnheim, "Aspectos perceptuales del arte para ciegos", Journal of Aesthetic Education 24, n°3, 1990.
-V. Lowenfeld, Nuevos ensayos sobre psicología del arte, Alianza, Madrid, 1989.
-S. Hesselgren, Los medios de expresión de la arquitectura, EUDEBA, Bs As.
- Patricia Dosio
- Licenciada y Profesora en Artes (UBA). Docente de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Ha publicado varios ensayos e investigaciones sobre arte argentino, difusión y recepción del arte, arte y política, etc.
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